viernes, 29 de mayo de 2015

Día 13 de xuño en Gondomar, iniciativas emprendedoras

RASTRO SOLIDARIO

Día 13 de xuño pola mañá, no campo de fútbol de Gondomar ao lado da estación de autobuses. Haberá un rastro solidario para obter fondos para Desirée Vila para unha prótesis para poñer unha perna.
Agradeceríamos a vosa colaboración participando en comprar obxectos e prendas que haxa. Toca ca tua man o seu corazón.

Un saúdo, esperámosbos ahí.



desi2.jpg

Parte del libro de o país das bestas :)

-Hombre- dijo el gordito. Daniel se dió cuenta de que en la mano tenía la escopeta aún humeante. Era una escopeta pequeña, de balines, de las que se tenían en casa para que jueguen los niños y para espantar bichos pequeños. Aquella escopeta no podía matar a ningún caballo, sus balines no podían agujerear, ni siquiera herir, aquellas pieles tan duras. Daniel entonces se sentía tonto por no reconocer desde el principio aquel pequeño sonido , apagado, que no podía asustar a nadie, a nadie que supiese conservar un mínimo de frialdad en su cabeza y no a perderse después de pasar un año entero sin hablar con nadie-Te estábamos despertando no es así?- preguntó retóricamente moviendo la cabeza hacia los compañeros. Ellos asintieron con una sonrisa sardónica que no quedaba bien en sus caras de campesinos. El más guapo  abrió la boca mientras asintía y Daniel pudo notar como llegaba a su nariz un olor a aguardiente que lo inquietó aún más.

-Te estábamos esperando para hacer la rapa- continuó explicando el gordito. Daniel intentó acordarse como se llamaba, pero no logró dar con su nombre que en aquella memoria que ahora imitaba los desórdenes del monte, y la sensación acabó de desasosegarlo- y ciertamente que te encontramos - y con tus amigos- añadió mirando de reojo hacia los caballos. La ojeada confirmó a Daniel lo que sospechaba desde hacía no poco tiempo que para algunos jinetes los caballos tenían mucho menos valor que las cuerdas viejas con las que eran dominadas en los días de curro- va a salir una buena rapa con todos estos animales, si- y aquella vez no miraba hacia los caballos si no para Daniel.

Daniel posó la mirada en el horizonte. Los caballos estaba allí, seguramente espantados aún por el sonido y el olor del tiro, espantadas de ver tres figuras humanas que no caminaban junto a ellas como él hacía, sino que alardeaban de su condición de hombres y no perdían ocasión de demostrarla con el mayor ruído posible. Y detrás de los caballos, con más miedo aún consiguió ver otra silueta familiar. Era un chico de doce o trece años teñido del desconcierto que da el despertar un buen día en un cuerpo demasiado grande, o quizás despertar en un momento y un lugar demasiado grandes en comparación con todo lo que se vió hasta el momento. Conocía de vista al chico, de verlo en Ermos, de verlo junto al hombre gordito que parecía ahora buscar algo en el saco que llevaba a la espalda uno de los otro dos. Era su hermano. Entonces   recordó el apodo con el que era conocido el más viejo en la comarca. Miñaxoia. Y recordó también el origen de un apodo tan curioso. Del chico, que venía de una de las familias más poderosas entre los caballistas- se decía que le tenía miedo a los caballos.

-Dejad por lo menos que se defienda, el chico- dijo el tercero de los hombres, el de la expresión de viejo. Daniel no detectó ninguna inflexión de piedad en su voz. Parecía que lo llevaban todo preparado y aprendido de memoria , que antes de salir de casa cada uno hubiese preparado su papel, como en un teatro irónico o en un ritual extraño. También fue artificial la expresión de sorpresa de Miñaxoia.cuando oyó a su compañero interceder por Daniel:

-Defenderse? Los animales no se defienden. Pero si, imos escuchar lo que nos tiene que relinchar este.
Las risas sardónicas de los otros dos también estaban ensayadas, y sonaron más nerviosas que sardónicas. En el obstante, Daniel se sintió herido por ellas. Los animales no tenían derecho a defenderse. Los caballos no tenían derecho a defenderse. Y aquella gente tenía la coraje de llamarse a sí misma caballistas.

Antes de poder reaccionar, notó un dolor agudo, violento en el hombro izquierdo y se estiró instantáneamente de rodillas. El chico moreno, el mejor parecido y seguramente el más nuevo- tería la misma edad que él, calculó- se le allegara por detrás y le retorciera el brazo contra la espalda.

Anécdotas de clase :)

Estábamos os meus compañeiros con unha muller (Marina) que nos viña a dar unha charla sobre sexo e eu na aula. A situación foi que Marina sacou a dúas persoas á pizarra. Saíron Simón e Iván. Iván tiña que coller un condón, abrilo e poñerllo na man do outro compañeiro. Fíxonos moita gracia porque Marina díxolle a Iván que el sabía muy ben abrilo, que seguro que el xa tiña práctica. Tiiña que colocar os dous dedos máis grandes das dúas mans como se fixese unha montaña. Ao acabar, Iván limpouse a Tania, berrou como unha tola. Despois Simón limpouse a unha mesa, na cal deixou todo o lubricante. A continuación, Marina colleu o condón e explicounos como facer para saber que o condón non fallou e non temos por que preocuparnos por nada; para iso inflouno de aire (parecía un globo a punto de explotar jajaja), atouno e viu que non saía aire, así soubemos que non estaba nin roto nin picado.

Na seguinte clase, despois do recreo, chegaban os rapaces de primeiro, un deles sentouse na mesa na cal Simón se limpara. Dixémoslle que ahí non se sentara, que estaba sucia e marchou para outra pensando cousas raras.

Foi gracioso porque creo que nos da vergoña falar disto pero gracia fíxonos. Pobre rapaz que non sabía o que había nesa mesa!

Iso sí, imposible de olvidar. Unha clase como a nosa non a hai en ningún outro instituto.